viernes, 23 de mayo de 2008

HISTORIA DE UNA ESCUELA DE ANIMALES

Hace muchos años los animales que vivían en una selva decidieron hacer algo para sobrellevar las dificultades que su ambiente les ofrecía. Ellos organizaron una escuela. En la primera reunión del Consejo Directivo se decidió que se iba a enseñar a correr, escalar, nadar, volar y gatear.
La Ley de la Selva establecía que todos los animales debían concurrir a la escuela y tomar lecciones, pues esas actividades eran básicas para el completo desarrollo animal.
Comenzaron las clases y fueron todos muy contentos a la escuela.
Uno de los alumnos era un pato, que era un nadador excelente, mucho mejor que el instructor. Al principio del año el pato fue considerado el mejor de la clase de natación y vuelo, regular en carrera y debía ejercitarse especialmente en gateo y escalamiento, pues no lo “sabía hacer”; se le recomendó que tomase clases especiales fuera del horario escolar. El pato tuvo que quedarse muchas horas para ejercitarse en las actividades en las que tenía dificultades, les dedicó tanto tiempo que tuvo que abandonar las clases de natación y vuelo para mejorar en carrera, gateo y escalamien­to. Tuvo que hacer tanto ejercicio extra que se le lastimaron las patas a tal punto que tuvo que dejar de nadar y volar. Terminó el año aprobando apenas en natación y vuelo y teniendo que repetir al año siguiente escalamiento, gateo y carrera. Otro alumno de la escuela fue un conejo.
Empezó siendo superior en la clase de correr. Después de unas clases se descompuso a causa del ejercicio hecho en las clases de natación, escalamiento y vuelo. Al finalizar el segundo mes tuvo que abandonar la escuela (por bajo aprovechamiento), pues debió guardar reposo por problemas en las patas.
Un tercer alumno fue una ardilla voladora. Al principio fue excelente en escalar y volar, pero empezó a tener problemas en clase de vuelo, pues el instructor la obligaba a volar empezando desde el suelo (por considerar que ese tipo de vuelo era el que se le exigiría en sus estudios superiores), en lugar de volar desde lo más alto de los árboles. Tuvo serias dificultades, pues cuando aprendía a nadar tuvo problemas cardiacos.
A fin de año no aprobó el curso y debió cambiar de escuela.
El cuarto fue un águila, que tuvo serios problemas con el instructor pues la obligaban a escalar el árbol, subiendo por el tronco y no volando. Como insistió en hacerlo a su manera, a fin de año tuvo que rendir examen extraordinario de escalamiento.
Otro alumno fue un búho, que era muy inteligente y volaba bastante bien, pero en la escuela se dormía, pues resolvía las cuentas rápidamente y el instructor no dejaba que colaborase con sus compañeros. Por dormirse no aprendió cosas importantes y dejó de ir a la escuela. Fue así que al terminar el año, en esa escuela no quedaron casi alumnos y tuvieron que cerrarla. El instructor, muy preocupado dijo que estas cosas no pasaban cuando el era estudiante, tuvo que buscar otro trabajo.

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